Una escuela diferente
La pedagogía Waldorf, fundada por Rudolf Steiner en 1919, se basa en una visión holística del niño que reconoce su desarrollo físico, emocional, intelectual y espiritual. Los valores que se inculcan en las escuelas Waldorf son el respeto por la individualidad, el amor por la naturaleza, la creatividad, el pensamiento crítico y la colaboración.
“La pedagogía Waldorf está basada en la libre instrucción por parte de los alumnos, es decir, que sean autónomos a la hora de ir realizando y adquiriendo los conocimientos a lo largo del propio proceso educativo.”
La pedagogía Waldorf se basa en la idea de que el niño aprende mejor a través de la experiencia y la actividad. Se busca crear un entorno cálido y acogedor donde los niños puedan desarrollarse libremente y a su propio ritmo.
El trabajo en la escuela se caracteriza por un enfoque en el aprendizaje experiencial, donde los niños aprenden a través del juego, la música, el arte y la naturaleza. Se respeta el ritmo natural de aprendizaje de cada niño, utilizando materiales naturales como la madera, la lana y la cera de abejas para estimular los sentidos. El arte y la música se consideran esenciales para el desarrollo del niño, al igual que la imaginación, que se fomenta a través de cuentos, juegos y actividades creativas.
ARRIBA: La práctica de tejer es una expresión artística que combina el uso de materiales naturales con el contacto directo con la naturaleza. Los niños participan activamente en la creación de sus propias creaciones, utilizando hilos y fibras naturales. Más allá de ser una simple actividad manual, tejer enriquece a los niños proporcionando beneficios como la paciencia, la concentración y el desarrollo de habilidades motoras finas. Esta experiencia fomenta la conexión con la naturaleza y cultiva la creatividad, elementos esenciales en la filosofía educativa Waldorf.
ARRIBA: Una mesa alargada sirve como epicentro de encuentro para niños de diversas edades. La diversidad en la mesa refleja la riqueza de la interacción entre los estudiantes, creando un ambiente donde la colaboración y el aprendizaje entre distintas edades se entrelazan de manera armoniosa.
ARRIBA: La escuela Waldorf cobra vida en esta imagen, donde los niños se preparan para aventurarse al exterior. Vestidos con buzos y prendas impermeables, están listos para las actividades al aire libre sin preocupaciones por mancharse. La atención a la comodidad y la libertad de movimiento refleja la filosofía educativa de la escuela, que valora la conexión con la naturaleza y la exploración al aire libre como parte integral del aprendizaje.
La pedagogía Waldorf considera fundamental el contacto con la naturaleza para el desarrollo integral del niño. El juego al aire libre fomenta la motricidad, la salud mental, la creatividad, el aprendizaje social y mejora el rendimiento académico. Por otro lado, la actividad en exterior también permite a los niños aprender de forma social, interactuando entre sí y con el entorno de forma natural, desarrollando habilidades como la comunicación, la cooperación y la resolución de conflictos.
«La pedagogía Waldorf abraza la naturaleza como un aula viva, fundamental para cultivar un aprendizaje holístico y equilibrado en los niños.»
Se dedica un tiempo considerable al juego al aire libre, independientemente del clima. Los niños participan en actividades como jardinería, cuidado de animales, construcción de estructuras con materiales naturales, juegos tradicionales y excursiones a la naturaleza. Los educadores están formados para crear un entorno seguro y estimulante para el aprendizaje al aire libre.
En definitiva, la actividad en exterior es un componente esencial de la pedagogía Waldorf por su contribución al desarrollo físico, mental, social y emocional del niño.
ARRIBA: Los niños participan activamente en la elaboración diaria de su pan. Con dedicación, moldean la masa con sus manos y la colocan en una base de horno, preparando con entusiasmo su propia porción que disfrutarán a la hora de la comida. Este proceso no solo nutre sus cuerpos, sino que también fomenta la autonomía y la conexión con los alimentos que consumen.
ARRIBA: En el patio exterior, los niños juegan en zonas naturales diseñadas con madera y materiales naturales, sumergiéndose en juegos sin preocupaciones. La actividad física al aire libre es esencial en esta etapa de sus vidas. A su regreso al edificio, los propios niños se encargan de barrer y recoger arena y barro que trajeron consigo desde el exterior. Esta experiencia no solo les brinda la oportunidad de conectarse con la naturaleza, reconociendo su importancia en el desarrollo humano, sino que también fomenta la responsabilidad y el cuidado del entorno escolar.
ARRIBA: En plena naturaleza, los niños disfrutan del patio exterior con un columpio ingeniosamente creado a partir de una rueda. Desde una plataforma elevada, se suben al columpio y se lanzan al aire con risas y emoción. En otra escena, un grupo de niños corretea por el jardín mientras uno de ellos, de 8 años, trepa a lo alto de un árbol para observar desde la altura. Este niño ha alcanzado esa posición con sus propias habilidades, destacando la filosofía Waldorf de permitir que los niños actúen según sus posibilidades individuales.
ARRIBA: La pedagogía Waldorf otorga una importancia significativa al desarrollo de los niños en contacto con la naturaleza, reconociendo que este entorno despierta una serie de beneficios esenciales para su aprendizaje y crecimiento integral. Los niños experimentan una estimulación sensorial enriquecedora que contribuye al desarrollo de sus habilidades cognitivas, emocionales y sociales. El juego al aire libre estimula la creatividad y la imaginación, mientras que la interacción con elementos naturales, como la tierra y las plantas, promueve una comprensión más profunda del mundo que los rodea. Además, la naturaleza proporciona un escenario dinámico para el aprendizaje práctico, donde los niños pueden explorar, descubrir y aplicar conceptos académicos de manera más significativa.